Según Kerlinger
(2002), los criterios para plantear adecuadamente el problema de
investigación son:
El problema debe expresar una relación entre dos o más variables (recordando que en los
estudios cualitativos éste no es un requisito).
El problema debe estar formulado claramente y sin ambigüedad como pregunta (por
ejemplo,
¿qué efecto?
¿en qué condiciones?
¿cuál es la probabilidad de?
¿cómo se
relaciona... con...?).
Aunque en los estudios cualitativos la formulación del problema no
necesariamente precede a la recolección y al análisis de datos, cuando se llega al punto de
plantear el problema de investigación, éste debe formularse con claridad y evitando la
ambigüedad (que es muy diferente ala dispersión de datos o apertura en la información).
El planteamiento debe implicar la posibilidad de realizar una prueba empírica (enfoque
cuantitativo) o una recolección de datos (enfoque cualitativo). Es decir, la factibilidad de
observarse en la realidad o en un entorno. Por ejemplo, si alguien piensa estudiar cuán
sublime es el alma de los adolescentes, está planteando un problema que no puede probarse
empíricamente, pues "lo sublime" y "el alma" no son observables. Claro que el ejemplo es
extremo, pero nos recuerda que las ciencias trabajan con aspectos observables y medibles
en la realidad o en determinado ambiente.
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